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ANTECEDENTES HISTÓRICOS.
                                                                                                                                                                                                                   





En los días dorados de la riqueza salitrera [fines del siglo XIX y principios del XX], una parte importante de los ingresos generados en el norte de Chile, por los derechos de exportación, se invirtió en la construcción de ramales en el centro y sur del país, con el fin de proporcionarles a esas zonas una accesibilidad que fomentara la producción agroganadera. Si bien en aquellos años la implementación de este tipo de redes no era 100% rentable, EFE logró solventar los gastos mediante los ingresos generados por la línea central.

La construcción de la gran mayoría de los ramales ferroviarios fue financiada mediante recursos estatales, habiendo muy pocos ramales pertenecientes al sector privado. Estos últimos se interesaron solamente en líneas entre minas, de carbón o de cobre, y puertos o estaciones de transferencia con EFE, y en unas pocas que tenían posibilidades, aunque remotas, de convertirse en ferrocarriles transandinos (que, en la realidad, tampoco era negocio rentable).
Alrededor de 1930, comienza un decaimiento del movimiento ferroviario, por una combinación de factores, principalmente el fin de los años dorados del salitre y la relacionada recesión económica mundial, y; el surgimiento de la competencia caminera mecanizada, la que se sintió primero sobre el eje Valparaíso a Santiago. Sin embargo, aunque se bajó la intensidad de construcción de los ramales, esa no se apagó totalmente. Los últimos ramales rurales no se inauguraron hasta alrededor de 1960.


Durante el gobierno de Balmaceda, hubo planes de hacer un trazado ferroviario desde Curicó a la localidad costera de Llico; en dónde se planeaba construir una gran base naval con conexión al Lago Vichuquén; las naves llegarían al Puerto de Llico y entrarían por un estrecho canal a las aguas del lago, en dónde estaría la base. Pero un incendio en las dependencias en donde se archivaban estos documentos, hizo que la gran obra se estancara y se archivara por un tiempo. A pesar de que en Llico ya se había construido el muelle, se optó por trasladar el proyecto de la base a la octava región.
Con el inicio del nuevo siglo, formado un comité para la realización del proyecto; comienzan los trabajos en el ramal, inicialmente proyectado con una vía ancha (1.676 mts.), pero debido al serpenteante trazado, la trocha métrica fue la mejor opción y en 1912, el ferrocarril llegaba a Hualañé.
En 1933, se decide extender el trazado, no a Llico, como estaba previsto en un comienzo, sino que a Licantén, distante 20 Km. de Hualañé. No fue sino hasta 1938 cuando el primer ferrocarril hizo su ingreso humeante a Licantén.
Había 2 servicios diarios en ambos sentidos, demorando 2 horas desde Curico a Licantén, estos servicios eran cubiertos, en un principio por un tren de carga y pasajeros a vapor, luego por automotores Edwards, buscarriles alemanes y finalmente por locomotoras diesel DT bitrocha.
Por la década del 50' se elimina la modalidad mixta del ferrocarril, es decir, los itinerarios de recorrido pasan a ser exclusivamente de carga o exclusivamente de pasajeros, de manera que de agiliza y reduce el tiempo de traslado. También se agregaron paraderos facultativos en los cuales el tren se detenía solamente si subía o bajaba gente, optimizándose con esto los tiempos de viaje.
Durante los 70's el sistema del Ramal del Mataquito se dieselizó por completo. Se emplearon locomotoras diesel Dt 5100 y buscarriles alemanes Ferrostaal, adquiridos en la década de 1960, y que operaron hasta los últimos recorridos por el año 1977.
Finalmente, factores económicos como la incapacidad de subvención por parte del estado al tren y principalmente por la no autosustentación del mismo ferrostal, sumado al auge de gremios camioneros y la implementación de nuevas rutas camineras determinaron la baja del Ramal del Mataquito, el cual corrió por última vez por la primavera de 1977. Años mas tarde se vino la desmantelación de la trocha métrica, para sólo quedar rastros del trazado en el paisaje al borde del Río Mataquito.